Los primeros extintores de incendios se inventaron a principios del siglo XIX y tenían en su interior botellas de cristal que al romperse liberaban un ácido. Este ácido al mezclarse con la solución de sosa del interior del extintor liberaba un gas que creaba la presión necesaria para expulsar el agente extintor por la manguera.
Otro tipo de extintores eran los extintores de agua activados por cartuchos. Este tipo de extintores de incendios se fabricaron a finales de los años 20.
El primer modelo de extintor lo invento el capitán George William Manby y era un dispositivo compuesto por cuatro cilindros metálicos. En tres de los cilindros se introducía agua sin llegar a llenarlos y el cuarto de los cilindros se llenaba con aire a presión. Todos los cilindros estaban comunicados entre si mediante válvulas y cuando se necesitaba el agua salía de los extintores a través de una manguera que servia para apuntar a la base del incendio. Este modelo de extintor de incendios fue patentado por William Manby en el año 1813 y seria más adelante, en el año 1905, cuando se sustituyo el agua de los extintores por bicarbonato sódico.
En el año 1918 se desarrollo un agente extintor con una base de metales alcalinos que se llamaba “corriente cargada” que se utilizaba con los extintores de cartuchos.
Más adelante en el año 1959 se comenzaron a utilizar los extintores de agua con acumuladores de presión y poco a poco fueron reemplazando a los extintores de incendios de cartuchos.
El extintor más utilizado hoy en día es el extintor de espuma, modelo que apareció en el año 1917 y cuyo mecanismo de funcionamiento era muy parecido a los extintores de ácido y sosa.
Dada su alta efectividad los modelos de espuma fueron sustituyendo poco a poco al resto de modelos. Sería en los años 50 cuando su uso se generalizaría.
Hoy en día vivimos en una época de avances tecnológicos constantes aunque posiblemente los más importantes avances tecnológicos se realizaron hace ya hoy muchos miles de años. El ser humano no estaría donde esta hoy si no fuera por inventos como la rueda, la escritura o el fuego.
El fuego ha sido uno de los elementos más importantes y decisivos para la historia del ser humano. Su empleo y utilización han traído una gran cantidad de beneficios aunque también implica algunos riesgos. El fuego a lo largo de la historia ha destruido ciudades entera, Roma o Londres son buenos ejemplos. Es por este motivo que paralelamente al aprendizaje del uso del fuego hemos aprendido también como apagarlo.
Para entender y poder combatir el fuego es necesario entender su naturaleza. El fuego se produce debido a una reacción química entre el oxígeno y un material combustible. Cuando el combustible se quema se rompen los enlaces y se liberan partículas que al unirse con el oxígeno producen las llamas
Como todo el mundo se habrá dado cuenta las cosas no arden espontáneamente en contacto con el oxígeno sino que es necesario otro factor para desencadenar el fuego, el calor.
De esta forma concluimos que para que exista el fuego se necesita oxigeno, o cualquier otro gas combustible, un material combustible y calor. Podemos deducir que para apagar el fuego necesitaríamos eliminar uno de estos tres factores.
Eliminar el combustible, suele ser el elemento más pesado y grande, puede ser lo más complicado y normalmente tendríamos que quitar los elementos que todavía no se han prendido fuego y dejar allí todo lo demás para que se queme.
Para eliminar el factor de la temperatura se suele aplicar agua sobre el fuego, ya que de esta forma se baja la temperatura del combustible evitando que este vuelva a arder.
Otro de los materiales mas comúnmente utilizados es el dióxido de carbono (CO2). El CO2 se conserva en estado líquido en el interior del cilindro. El dióxido de carbono podríamos decir que tiene el efecto contrario que el oxigeno sobre el incendio, es más pesado que el oxígeno por lo que lo desplaza apartándolo del fuego. De esta forma eliminamos el oxígeno de la ecuación y el fuego se apaga.
El tercero de los materiales más utilizados en los extintores de incendios portátiles son las espumas o polvos químicos. Cuando estos productos químicos se exponen al fuego liberan CO2 apagando así el fuego.
Como hemos podido comprobar existen diferentes tipos de extintores de incendios indicados para cada tipo de fuego y es necesario conocer cuando debemos utilizar cada uno de ellos. Debemos tener en cuenta que los extintores de incendios tienen una capacidad limitada y están diseñados para apagar pequeños incendios, si el incendio fuera demasiado grande o vemos que no podemos controlarlo mediante un extintor debemos llamar a los bomberos ya que ellos disponen de material y equipo especializado.